martes, 5 de agosto de 2014

NUNCA SIN MI CHANCLA

O "por mi chancla mato", podría ser el grito de guerra de tanta gente, que me lleva a escribir alguna tontería sobre el tema; entre esa hora de la siesta y todavía hace demasiado calor para moverse mientras uno se empieza a desperezar. Confesando de entrada que tengo unos pies tan delicados que ni soñar con andar descalzo, salvo en superficies lisas ó con mis pinreles muy protegidos. Por lo que cierta envidia puede que haya. Empiezo, con que la primera vez que miré una chancla con demasiada atención, me causó pavor y sigo con el trauma esperando que este escrito me alivie algo. Y fue con lo de la Guerra del Golfo, Tormenta del desierto ó Madre ...que los parió. Como hay miles de imágenes en hemerotecas, evito copiar y pegar y me remito a recordar aquellas imágenes de superhéroe de coalición entre cybersoldado y superpijo a pilas, entre un rapado al uno y unas megabotazas ergonómicas de última generación. Frente al equipo local de barbudos con sayones, malas escopetas de mercadillo y rematados por ¡tachaaannn .


Naturalmente esto no es una entrada. No es nada. Sencillamente me la han desaparecido. Y lo curioso es que esta vez se ha perdido el post y sin embargo permanecen los comentarios de los visitantes. 
Claro, incompletos también. Tampoco se porque pero no aparecen mis respuestas a los comentarios.